HISTORIA

HISTORIA

La Historia de una Bodega Familiar en Ribera del Duero.

Un sueño entre viñas.

Luis Gómez de la Mata, un hombre apasionado por su tierra y por el vino, decidió transformar su pasión en algo más que sustento. Sin recursos más que sus manos y su conocimiento heredado, comenzó a vender vino de calidad en un Seat 600, que le transportaba hasta los restaurantes y tabernas de la comarca. Luis no solo vendía vino, compartía historias, cultivaba amistades y dejaba huella en cada mesa que tocaba su producto. 

Entre vinos creció su nieto, Guillermo, quien desde pequeño lo acompañaba, aprendiendo los secretos del arte de crear algo especial con el esfuerzo y la paciencia. 

Un legado que perdura. 

Décadas más tarde, ya en los años 20 de los 2000, Guillermo, con los recursos de su abuelo como guía, tomó una decisión que cambiaría la historia de la familia: crear un vino en homenaje a Luis Gómez de la Mata. Inspirado por las enseñanzas y el legado de su abuelo, Guillermo fundó esta empresa con una sola misión: elaborar vinos que contaran su historia familiar y honraran la tradición con innovación. 

Con una visión clara, Guillermo combinó la pasión por el terruño con técnicas modernas, logrando que esos vinos se convirtieran en un reflejo de sus raíces, pero también en una proyección hacia el futuro. 

De la tierra a las mesas del mundo…

El vino, que nació como un homenaje, rápidamente conquistó paladares. La dedicación y autenticidad hicieron que su vino ganara reconocimiento, llevando la historia de la familia Gómez de la Mata a nuevas fronteras. Hoy, las botellas no solo son un producto, son un testimonio de amor por la tierra, la familia y la perseverancia.

Un tributo eterno en el corazón de la Ribera del Duero.

Cada copa de vino de la bodega Luis Mata es un tributo al abuelo que comenzó todo, al esfuerzo de una familia y a la conexión entre generaciones. No es solo vino; es historia, es amor por la tradición y, sobre todo, es un sueño que sigue vivo.

«Porque detrás de cada viña hay una historia, y detrás de cada botella, un legado.»